El músico Ziryab
Abu-I-Hasan Alí ben Nafí, que era su verdadero nombre (con las licencias de pronunciación del árabe, que muy a mi pesar, no sé hablar ni escribir) nació en Mosul, Mesopotamia, la actual Irak, en el 789. De origen persa con profunda y polifacética formación enciclopédica, músico y poeta. Se dice que sabía más de diez mil canciones. Nunca le tentó el poder y tuvo una relación maravillosa y fluida con sus mecenas, los emires de Córdoba. Estaba casado y tuvo 4 hijos. Murió en el 857 a los 68 años.
Con Ziryab tenemos uno de esos buenos ejemplos en la historia, donde el Arte, la Cultura y la Creatividad irradian luz propia, se desbordan inexorablemente, se expanden por la sociedad que los rodea y se quedan ya ahí, para siempre.
Ziryab en árabe quiere decir “mirlo” y lo llamaban así porque tenía la tez muy oscura y cantaba prodigiosamente. Como dato curioso, tanto la ciudad de Córdoba con su Sierra Morena, están llenas de estas aves. Y claro, cada vez que veo a una de esas maravillas de negro azabache con el pico naranja brillante, pienso que el alma de nuestro gran genio me guiña, recordándome que hay que seguir soñando.
COMIENZOS DIFÍCILES.
Era discípulo de otra celebridad musical de la época, Ishaq-al Mawsilí de Bagdad. El alumno se empezó a hacer tan famoso que el gran califa Harun al-Rashid quiso escucharlo. Hay muchas leyendas alrededor de este primer encuentro. La más famosa dice que Ziryab (que no tenía abuela, por cierto) estaba tan seguro de su maestría, que le prometió al califa que cantaría algo que nadie nunca habría cantado antes. Eso le picó la curiosidad al califa que estaba deseando escucharle. Dicen que no usó el instrumento normal en estos casos, el laúd tradicional, sino uno de su invención: una especie de guitarra de cinco cuerdas, con unas tripas de león y las otras de seda roja. Y en vez de la típica púa, usó la garra de un águila. Por eso se le considera el precursor de la Guitarra Clásica.
El califa quedó fascinado y le pidió que volviera al día siguiente, cosa que no sucedió, porque el maestro, envidioso del impacto que había causado, le amenazó de muerte si volvía a aparecer por la corte. Y escapó rápidamente.
Empezó una triste etapa de músico callejero (pienso en todos eso maravillosos músicos y artistas, que han terminado carreras estupendas en conservatorios, han dado montones de conciertos por el mundo y por avatares de la vida, lo único que les queda es la calle y los “pasantes”, como los ven en la calle…no les hacen ni caso ¡qué injusta la vida!)
Vivió en varios lugares del norte de África y se estableció en Kayruan (qué casualidad, ¡que está hermanada con Córdoba!) Lo cierto es que fuera donde fuera, el que le escuchaba, no olvidaría jamás su voz. Por eso llegó a oídos de al- Hakam I (gran amante de la música, la poesía y él mismo, discreto poeta) le invitó a la corte de Córdoba. Embarca inmediatamente para Algeciras y cuando pisa tierra le dicen que el emir había muerto. Se descorazonó y pensó “Y ahora ¿ahora qué hago?”
TRIUNFO DEL ARTE Y LA CULTURA
Pero Abd al-Rahman II, su hijo y sucesor le hizo saber que mantenía el contrato de su padre y le envió tantos regalos que nuestro protagonista quedó impresionado, pero sobre todo comprendió que permanecería para siempre en Al Ándalus.
El contrato fue espectacular: una pensión mensual impensable para la época, 200 dinares de oro al mes, casa, servidumbre, terrenos en la campiña de Córdoba muy productivos y cebada y trigo en abundancia para en mantenimiento de su casa y familia. ¡Fue el músico mejor pagado del mundo musulmán!
Esto se puede explicar porque el emir había recibido de su padre las arcas repletas del Tesoro. Abd al-Rahman II era un gran mujeriego (de eso hablaremos otro día). Su amor por los placeres del cuerpo, unidos a una refinada educación y sensibilidad, hizo que también el intelecto lo tuviera muy abierto a las maravillas del arte.
Ziryab no sólo influyó en el mundo de música, sino en la toda la sociedad, proponiendo modas y costumbres de Bagdad y otras inventadas por él. Hoy sería un “trend topic” o un gran Influencer con millones de seguidores.
ALGUNOS DE SUS LOGROS
Creó uno de los primeros Conservatorios y puso como directora a una de sus hijas (la primera vez en la historia que una chica dirigía un conservatorio).
Fundó un Instituto de Belleza, ya que era muy coqueto y refinado. Allí enseñó tanto a hombres como mujeres a depilarse, usar dentífrico, aprender el arte de peinarse, todo ordenado, introdujo la moda del flequillo y llevar el pelo bien cortado y arreglado. El cuidado de las uñas que se debían cortar, pulir, arreglar y masajear con cremas, como el resto del cuerpo.
Cambió la moda en el vestir: moda de verano, tonos claros, sobre todo el blanco, con sedas vaporosas y muchos colores. En invierno, tonos más oscuros, pellizas enguatadas, abrigos y adornos de piel. Todos le pedían consejos estéticos para todo: vestir, decorar la casa, organizar un banquete…Era el top del refinamiento y la elegancia. Que había importado directamente de Bagdad.
Se cree que los juegos del Polo y el Ajedrez los introdujo en España también. Y trajo muchas supersticiones de Persia que aún hoy en día barajamos, como el temor a los antojos en las embarazadas o que los rabos de pasa mejoran la memoria.
GASTRONOMO Y ANFITRIÓN EXQUISITO
En la gastronomía fue un gran revolucionario. Nada de comer todo revuelto y como a uno le apetece. Los alimentos deben seguir unas pautas para ser servidos y comidos: primero sopas, luego entremeses, pescados, carnes y para acabar, el poste ¿te suena? Si. Fue Ziryab quien lo introdujo. Los postres eran delicadísimos, millones de variedades de pastelillos rellenos de almendras, nueces o miel o frutas aromatizadas con vainilla y rellenas de frutos secos. Dicen que fue el inventor de las albóndigas, como forma de comer carne de forma rápida y cómoda, en el caso de tener que hacer algo mientras y nutrirse adecuadamente. Los manteles debían ser de finísimo cuero y no de tosco tejido de hilo o algodón y las copas, debían ser de ligero y fino metal, en vez de las muy pesadas de metal, aunque fueran de oro o plata.
El gran antropólogo francés Levy Provenzal lo describió en su libro España Musulmana (2000): “En cierta forma fue el sucesor de Petronio o el precursor de Brummel”
Hay un libro estupendo, La Cocina de Ziryab, el gran Sibarita del Califato de Córdoba, que escribió Farouk Mardam-Bey (damasco, 1944), periodista, crítico culinario y gastronómico (dentro de Qantara, la revista del mundo árabe de París) que es antiguo y moderno a la vez y nos despliega un panorama multicolor lleno de magia de todo lo que significó Ziryab en su época.
El enorme e infinito artista Paco de Lucía, cuando conoció su historia, hizo un tema con la guitarra con su nombre, “Ziryab”.
El Conservatorio Profesional de Córdoba lleva el nombre de Músico Ziryab.
Espero que os guste esta reseña y estoy abierta a muchos comentarios.
Me ha encantado, espero nos ilustres con más personas de la historia de nuestra ciudad. un abrazo JuanJo Garlo.
Gracias Juanjo. Me encanta compartir lo que la vida me ha enseñado!